En esta vida no hay casualidades sino causalidades, la diferencia en este caso es el cinismo con el que se hacen las cosas. Resulta que desde hace 20 años, Napoleón Gómez Urrutia, Napillo, ocupa una silla que no le corresponde, simplemente porque no es minero y nunca lo será. En aquel entonces, violó los estatutos del sindicato minero y se apoderó de la Secretaría General.

A Napito no le gustan los mineros, le gusta vivir de las cuotas sindicales, los quiere, pero lejos de él. Tuvo la oportunidad de hacer diputado a un compañero y darle fuerza así al sector obrero, pero no, prefirió asignar ese lugar a un amigo de sus hijos, a su secretario particular, al hoy diputado Mauricio González Cantú.

El apoyo que da a los oligarcas y el desprecio que tiene sobre los mineros no es novedad para el llamado millonario senador de Morena, Napoleón Gómez Urrutia, esto siempre ha sido evidente, es mucho más fácil ver a Napillo en el mitin de un candidato que verlo en alguna mina, de plano ahí no se para.

Ha participado en actos de campaña como en el del candidato a la presidencia municipal de Durango, a quien, por cierto, saló, ya que no fue el favorito en las urnas y también asistió a Oaxaca a apoyar a una candidata en la contienda interna de Morena para la gubernatura, pero ella tampoco tuvo suerte, el ganador fue otro, así que, de gran apoyo, tampoco ha sido.

No se trata de un acto de solidaridad con el partido, ya lo decíamos, este no da paso sin huarache, es activista porque busca la aprobación de la mayoría de los morenistas, necesita de su protección porque aún recaen sobre él demandas por el desvío y malversación de 55 millones de dólares que les quitó a los mineros de Cananea.

Napillo cada vez que puede se envuelve en la bandera de Morena, aunque no cumpla con la austeridad que se jacta la 4T, finge porque necesita que sigan solapando las extorsiones que hace a los empresarios, las huelgas y paros que estalla por conveniencia o bien, que le sigan permitiendo la invasión y toma violenta de minas, como actualmente sucede.

Este fin de semana lo vimos muy campante en Taxco, Guerrero, en una de las tres minas que estallaron en huelga hace 15 años, a petición y capricho de este impostor de minero, con el fin de presionar a la empresa y al Gobierno para que le quitaran las órdenes de aprehensión en su contra por el robo de los ya mencionados 55 millones de dólares.

Napillo fue a Taxco a celebrar el vals de XV años y decimos vals, porque llevó al baile a cientos de familias que se quedaron sin ingresos; por años los mineros fueron sus rehenes, vivieron sin un empleo, sin prestaciones, sin protección para su familia, solo recibían las miserias que ordenaba Gómez Urrutia les dieran del fondo de resistencia, dinero que no alcanzaba para nada, mientras que él despilfarraba las cuotas sindicales en viajes y hospedajes en castillos europeos con los recursos de los compañeros, de todo ello hay evidencia, hay fotos que dan fe de que ha sido un explotador de la clase obrera.

Él acomoda todo a su conveniencia, fue a Taxco, aseguran, a comprar a unos cuantos que le sigan manteniendo el teatrito de la huelga, a seguir engañándolos de que pronto recuperarán el dinero que les hizo perder.

Este es el bribón que protege la 4T, el que busca seguir burlándose y usando a los mineros como botín político, el que trabaja con lambisconería en renovar su fuero para tener otros seis años de total impunidad y sobre todo para evadir una vez más las denuncias por el robo de los 55 millones de dólares que sin duda lo llevarían a la cárcel.

 

     @CarlosPavonC